Chaitanya, el Avatar de Oro.
El Señor Krishna aparece bajo la apariencia de Chaitanya Mahaprabhu, el Avatar de Oro, para difundir el más sublime de los mensajes, el canto colectivo de los santos nombres del Señor, el servicio devocional ofrecido a Su propia Persona y el amor a Dios.
Siempre que el Señor Ká¹›iá¹£hṇa desea aparecer en la tierra, primero provoca el advenimiento de Sus dignos predecesores. Así, su padre, su madre, su maestro espiritual y otras personalidades honorables aparecen ante Él. MÄdhavendra PurÄ«, IÅ›vara PurÄ«, ÅšrÄ«matÄ« ÅšacÄ«mÄtÄ y ÅšrÄ«la JagannÄtha MiÅ›ra aparecieron junto con Sri Advaita, uno de los principales compañeros de Chaitanya Mahaprabhu.
Cada vez que Dios, la Persona Suprema, desciende en Su apariencia humana, es precedido por todos Sus devotos, que asumen los papeles de Su padre, preceptor y compañeros. Todos estos personajes se presentan ante Él. Así, antes del advenimiento del Señor Ká¹›iá¹£hṇa Chaitanya MahÄprabhu apareció ÅšrÄ« MÄdhavendra PurÄ«, Su devoto; ÅšrÄ« IÅ›vara PurÄ«, Su preceptor; ÅšrÄ«matÄ« ÅšacÄ«mÄtÄ, Su madre; ÅšrÄ« JagannÄtha MiÅ›ra, Su padre; y Sri Advaita.
Es para revivir estos cinco sentimientos eternos de amor: la neutralidad, la servidumbre, la amistad, el afecto paternal y el sentimiento de amor, que Ká¹›iá¹£hṇa mismo, el Ser Absoluto, desciende a este universo (a nuestra galaxia). Así, Él revela Sus entretenimientos trascendentales en Vraja (pueblo de la India), para que los hombres se sientan atraídos por esta esfera de actividades y abandonen sus ataduras materiales que son meras imitaciones. Después de haber revelado todos estos entretenimientos, el Señor deja este mundo.
Ká¹›iá¹£hṇa se complace en Sus entretenimientos absolutos todo el tiempo que desee, luego desaparece. Pero ahora, habiendo dejado este mundo, estos pensamientos vienen a Él:
«Hace mucho tiempo que no concedo al mundo el servicio puro del amor ofrecido a Mi persona. Ahora, privado de este vínculo de amor, el mundo material pierde toda razón de ser».
«Llevando a estos devotos puros conmigo, descenderé al universo material y me deleitaré con entretenimientos variados y maravillosos, desconocidos incluso para Vaikuṇá¹ha,(los planetas espirituales). Haré conocer entretenimientos que me asombren a mí mismo».
El Señor rara vez otorga un servicio de amor puro y absoluto. Sin embargo, si no se tiene ese amor a Dios, libre de deseos interesados y de especulaciones empíricas, sigue siendo imposible alcanzar la perfección de la existencia.