Profecías
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El verdadero criterio por el que se reconoce a los hombres de gran santidad y a los miembros de las clases más elevadas de la sociedad reside en su conocimiento de la ciencia de Dios, y no en ningún estatus hereditario u otra contingencia material, que se adjunta al cuerpo.

Tales designaciones atribuidas a un hombre que es ignorante de la ciencia de Dios y la práctica del servicio devocional no son mejores que los adornos en un cadáver. Cuando la sociedad es invadida por estos cadáveres decorados, se desarrollan innumerables anomalías que perturban el curso normal y pacífico de una vida orientada a la mejora del ser humano. La falta de educación o cultura de las clases sociales altas, relativas a la ciencia de Dios, las priva de cualquier cualidad para merecer el título de «dos veces nacidos».

Numerosos pasajes de las Sagradas Escrituras revelan el profundo significado de este segundo nacimiento, y este tema nos recuerda una vez más que el fruto de la unión de un hombre y una mujer sólo corresponde al nacimiento «animal». Tal nacimiento, junto con el refinamiento de las llamadas actividades animales de comer, dormir, aparearse y defenderse, junto con la ausencia total de una auténtica evolución espiritual, corresponde a la existencia de un trabajador, o en términos más explícitos, al modo de vida inculto de los estratos más bajos de la sociedad.

En la era de Kali, el poder del gobierno será transferido a las manos de esta gente inculta y atea, mientras que los ministros del gobierno serán hombres de bajo grado y carentes de toda educación real. Nadie puede esperar encontrar la paz y la prosperidad en una sociedad compuesta por tales individuos. El desarrollo característico de esta sociedad hombre-animal es un fenómeno de actualidad que los dirigentes deben tener en cuenta. Es su deber tratar de restaurar el orden social estableciendo los principios de vida dignos de los hombres nacidos dos veces y versados en la ciencia de la conciencia divina. ¿Cómo se puede lograr esto?

Propagando la enseñanza que el Avatar Vyasadeva difunde a través del Srimad-Bhagavatam, la sabiduría de Dios, por todo el mundo.

Cuando la sociedad cae en la decadencia, el Señor aparece en la persona del Avatar Kalki y aniquila a todos los seres demoníacos sin piedad.

Brahma continúa: «Al principio de la creación, sólo estamos la austeridad, yo mismo y los Prajapatis o antepasados de la humanidad, los grandes sabios cuyo deber es procrear. Luego, en el curso de esta creación, aparecen Visnu, los seres celestiales investidos de poderes y los reyes de los distintos planetas.

Pero al final, la irreligión se manifiesta, y entonces vienen Siva y los ateos furiosos. Pero todos no son más que diversas manifestaciones de la energía del Señor, el Maestro de todos los poderes».

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