La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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Cada galaxia está dividida en tres regiones principales. La más alta está compuesta por miles de planetas edénicos, paradisíacos, la región intermedia está compuesta por miles de planetas del tipo terrestre, y la región inferior llamada «Infierno», está compuesta por miles de planetas infernales. El infierno está situado en la parte sur de la galaxia, debajo de la región media, y así es para cada galaxia del cosmos material.

El rey de los Pitas (Ancestros difuntos o almas desaparecidas que habitan el planeta Pitirloka) se llama Yamaraja, el hijo muy poderoso del ser celestial del Sol. Él habita en Pitirloka con sus siervos personales, los Yamadutas; siguiendo las reglas establecidas por el Señor Supremo, Kṛiṣhṇa, les ordena que le traigan a todos los pecadores tan pronto como mueran. Cuando éstos están en su presencia, los juzga equitativamente según las faltas específicas de las que se han hecho culpables; luego los envía a uno de los muchos planetas infernales para ser castigados en consecuencia.

El reino de Yamaraja tiene cientos y miles de planetas infernales, y todos los seres impíos se unen a cualquiera de estos planetas según su grado de impiedad. Yamaraja es designado por Krishna, Dios, la Persona Suprema para asegurar que los seres humanos no violen las reglas que Él ha establecido. Tiene así el título de «maestro del destino de los seres y maestro de la muerte», y «juez de los pecadores».

El alma puede experimentar dos formas de transmigración o reencarnación tras abandonar el cuerpo. La primera forma de reencarnación es hacia el juez de los actos pecaminosos, Yamaraja, y la segunda forma es hacia los planetas superiores de la galaxia, o hacia el mundo espiritual.

Los enviados de Yamaraja, los Yamadutas, se ocupan de las personas que, para mantener una familia, se enfrascan en actividades encaminadas a los placeres de los sentidos. En el momento de la muerte, aquellos que se han empeñado en satisfacer sus deseos materiales son puestos bajo el cuidado de los Yamadutas. Los Yamadutas se apoderan del moribundo y lo llevan al planeta donde reside Yamaraja.

El hombre es en realidad una trilogía. El alma espiritual, que cada uno de nosotros es en realidad, está encerrada en un cuerpo etéreo, y éste en una envoltura carnal. Ahora bien, los agentes de Yamaraja cubren el cuerpo etéreo del criminal y lo llevan ante el Señor Yamaraja para que sea juzgado y reciba el castigo que pueda tolerar. No es asunto de los agentes de Yamaraja dar muerte a nadie. En cualquier caso, es imposible matar al alma, que es eterna por naturaleza. El ser espiritual individual simplemente tiene que sufrir las consecuencias de las faltas que ha cometido al tratar de satisfacer sus sentidos.

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