Por eso hoy sufrimos de diversas maneras, preguntándonos qué hicimos mal para sufrir tanto, y a menudo repetidamente.

Según su situación particular actual, se puede deducir cuáles fueron las actividades pasadas de una persona. Si fueron pecaminosas o virtuosas.

Nacer con una o varias discapacidades físicas o mentales, con mala salud, con un aspecto físico poco atractivo, en una familia pobre, con padres duros e indiferentes hacia nosotros, son indicios de que una persona ha llevado a cabo determinadas actividades pecaminosas durante una o varias existencias anteriores.

Por el contrario, nacer con buena salud, buen aspecto físico, en una familia acomodada, con padres atentos y cariñosos, son todos indicios de que la persona ha cosechado el resultado de actividades piadosas en una o más vidas anteriores.

El que mata a otro ser humano, o incluso a varios de ellos, por la razón que sea (de hecho, no hay razón para quitar la vida a un ser humano, a un animal o a una planta), debe ser asesinado a su vez. Al condenar a muerte a un asesino, el gobierno se apiada de él, ya que si el asesino no muere en su vida actual, tendrá que morir en sus vidas futuras, y así sufrirá varias veces en lugar de una.

La justicia kármica o justicia divina tiene en cuenta el hecho de que el alma encarnada en una envoltura carnal humana sobrevive a la muerte del cuerpo en el que se encuentra y se reencarna vida tras vida. En esta perspectiva, es esencial que la persona culpable de asesinato pueda expiar este grave acto sacrificando su propia vida.

De hecho, el hombre que comete un crimen debe ser asesinado a su vez, para que su propia vida pueda ser sacrificada en expiación. Al abolir la pena de muerte, los gobiernos han cometido un gravísimo error, que obligará a los criminales a sufrir mucho en su vida futura y a ser asesinados a su vez. Todas las personas asesinadas son un ejemplo de ello.

.Así, los que mueren jóvenes, de la forma que sea, sufren a su vez la interrupción de su existencia, porque en su vida anterior quitaron la vida a un ser humano. La forma en que cometieron su crimen se les aplica de la misma manera en su vida presente. Lo que hicieron se les hará en su próxima vida de la misma manera, además experimentarán sufrimiento.

Quien haya hecho sufrir a un ser humano causándole la amputación de uno de sus miembros: brazo, pierna, pie, mano por ejemplo, o haya dejado ciega, sorda o muda a una persona en un acto violento, sufrirá exactamente lo mismo en su próxima vida, o nacerá con una minusvalía idéntica, es decir: con un miembro, un pie, una mano menos, o medio miembro, o sordo, o mudo, o ciego.