La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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En verdad, no somos de este mundo.

La verdadera vida no sólo se encuentra en el reino de Dios, pues el Señor Krishna es su fuente existencial, sino que la verdadera felicidad también se encuentra en el reino del Señor, pues es en contacto con Krishna donde la tendremos, y en ningún otro lugar.

En el reino absoluto de Dios, nadie es inferior ni superior en las relaciones trascendentales que se intercambian con el Señor, pues allí todo tiene el mismo valor.

Si renovamos nuestra relación amorosa con Krishna, seremos elevados al mundo espiritual donde podremos perpetuar para siempre el dulce intercambio de sentimientos amorosos con Dios desde nuestros corazones.

Puesto que somos entidades espirituales, almas espirituales, fragmentos infinitesimales de Krishna, Dios, la Persona Suprema, también nosotros podemos decir que «no somos de este mundo material».

Por eso podemos decir con confianza que pertenecemos al reino infinito y absoluto de Krishna, donde estamos eternamente unidos al Señor en una relación de amor totalmente espiritual, fruto de la práctica perfecta del servicio devocional que Le ofrecemos. Esta es la gloria que tenemos con Krishna.

Con este sublime conocimiento, volvamos todos a la posición natural, original, eterna, prestigiosa y gloriosa que teníamos con Krishna, Dios, la Persona Suprema, al principio de todas las cosas.

Estas dos filosofías llevan a los hombres a la perdición.

La filosofía atea hace un gran daño a la humanidad al hacer creer a la gente que Dios no existe y que pueden sumergirse a voluntad en los placeres de los sentidos y en el materialismo. Ignoran la ley de causa y efecto y sus consecuencias, de las que la reencarnación es el signo visible.

En la misma línea, la filosofía del impersonalismo o nihilismo, muy extendida en la Tierra, hace igualmente mucho daño, porque afirma falsamente que Dios es un Ser impersonal, sin forma, sólo pura energía. Para quienes lo propagan, Dios no es una persona. Tampoco son conscientes de que el hombre es en realidad un alma espiritual que reside en un cuerpo de materia, y no la envoltura carnal con la que erróneamente se identifican, de ahí la ilusión en la que están inmersos. Se dirigen directamente a la oscuridad, a la ilusión, y la ignoran.

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