Mensajes Divinos
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“Mi querido rey, a pesar de que este kali-yuga está lleno de defectos, posee una gran cualidad. Simplemente con cantar el mahâ-mantra Hare Krishna, podemos liberarnos de este encadenamiento material y ascender al reino espiritual. (S.B. 12.3.51)”

No obstante, la vida humana está especialmente destinada a realizarse espiritualmente: a lo largo de su existencia, el hombre tiene que ser capaz de descubrir tanto su propia naturaleza como la del mundo que lo rodea y la de la Verdad Absoluta. El nacimiento humano ofrece la manera de poner fin a todos los disgustos y sufrimientos nacidos de la lucha por la vida en el universo material y de volver a Dios, en su morada eterna. Pero, debido a la educación dañina que reciben, los hombres no muestran ningún interés por la realización espiritual. Y aunque vayan a sus parajes, con gran frecuencia, se convierten en víctimas de maestros corruptos.

Además, en esta era, los hombres se enfrentan a un gran número de credos políticos divergentes y también a una infinidad de diversiones que incitan al placer sensual, como son el cine, los deportes, el juego, los clubes nocturnos, las tiendas de libros materialistas, las malas compañías, fumar, beber, cometer fraudes, robar, querellarse… Todas ellas cosas de las cuales se convierten en víctimas y que hacen que su salud mental se vea constantemente perturbada y llena de angustia.

Siempre en esta era, algunas personas sin escrúpulos elaboran con precisión su propia religión, su propia vía de salvación, sin tener en cuenta las Escrituras reveladas; y no es raro que algunos hombres apegados al placer de sus sentidos se dejen atraer por su propia propaganda. En consecuencia, se comete un gran número de acciones impías en nombre de la religión que no permiten que los hombres encuentren la paz de la mente ni la salud del cuerpo. El brahmacarya, el sabio, ya no existe, la vida estudiantil se ha degradado por completo, el cabeza de familia ya no sigue las normas del grhastha-asrama, los principios espirituales. Y los pretendidos vanaprasthas o sannyasis, los que renuncian, que a veces se convierten en “grhasthas”, cabezas de familia, se dejan desviar del camino correcto con facilidad. La era de Kali también se caracteriza por la ausencia de fe que reina en ella. Los hombres ya no prestan ningún interés a los valores espirituales; la civilización entera se basa en la satisfacción de los sentidos. Y para mantener esa civilización materialista, las naciones han creado sistemas bastante complejos, causas de luchas constantes donde se suceden guerras calientes y frías. Los valores se han degradado hasta tal punto que reavivar la conciencia espiritual de los hombres se ha convertido en algo extremadamente difícil.

Estos matarán el feto en el vientre de la madre, los hombres se casarán con hombres y las mujeres se casarán con mujeres. Los héroes serán asesinados y los sabios, perseguidos. Alimentarán a las vacas con carne, los agricultores abandonarán los campos y se convertirán en obreros. Muchos no tendrán trabajo y habrán de mendigar. Los ladrones llegarán a ser reyes y los reyes serán ladrones. Los dirigentes confiscarán las propiedades y las utilizarán de forma deshonesta. Dejarán de proteger al pueblo. A los hombres de clase social baja que hayan adquirido ciertos conocimientos (sin tener las virtudes necesarias para utilizarlos) se les tendrá por sabios. Muchas personas perderán sus raíces y vagabundearán de un país a otro. Los animales depredadores serán más violentos. La gente preferirá escoger ideas falsas, no habrá ninguna persona que pueda confiar en nadie. La gente será envidiosa. Habrá muchos niños que nacerán con una esperanza de vida que no sobrepasará los 16 años. Las personas que tengan hambre y miedo encontrarán resguardo en refugios subterráneos. Las mujeres jóvenes sacarán provecho económico de su virginidad. Los comerciantes harán negocios deshonestos. Habrá muchos mendigos y personas sin trabajo. La gente hablará una lengua violenta y vulgar. Los hombres se consagrarán a ganar dinero y el más rico se hará con el poder. Los jefes de Estado ya no protegerán al pueblo, sino que se apropiaran de toda la riqueza a golpe de impuestos. Llegará el día en que falte el agua.

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