Así como el fuego se cubre de humo, toda acción está velada por alguna falta. Por lo tanto, nadie debe abandonar el acto propio de su propia naturaleza, incluso si está manchado. El hombre puede disfrutar de los frutos de la renuncia simplemente mediante el autocontrol, el desapego de las cosas mundanas y el desinterés por los placeres materiales. Esta, de hecho, es la perfección suprema de la renuncia.
Así es como se alcanza la perfección suprema, el nivel espiritual.
En resumen, aprendan de mí cómo, actuando como les voy a explicar, se puede alcanzar la perfección suprema, el nivel de Brahman [ser espiritual].
Completamente purificado por la inteligencia, con un firme control de la mente, renunciando a los placeres sensuales, libre de apego y aversión, la persona que vive en un lugar apartado, come poco y controla el cuerpo y la lengua, que siempre permanece en contemplación, desapegada, sin falso ego, sin vanidad ni gloria, sin lujuria ni ira, que se cierra a las cosas materiales, libre de todo afán de posesión, serena, esta persona se eleva al nivel de la realización espiritual.
Quien alcanza el nivel espiritual comprende al Brahman Supremo [el Ser Supremo] y encuentra en él alegría infinita. Nunca se aflige, nunca anhela nada, se muestra igual a todos los seres. Entonces logra servirme con amor puro y devoción.
Solo mediante el servicio devocional, se puede conocerme tal como soy. Y quien, mediante esa devoción, se vuelve plenamente consciente de mi Persona, entra entonces en mi Reino absoluto.
Aunque se dedique a actividades de todo tipo, mi devoto, bajo mi protección, alcanza, por mi gracia, la morada eterna e imperecedera.
En todas tus acciones, depende solo de mí y ponte siempre bajo mi protección. Realiza este servicio devocional con plena consciencia de mí.
Si te vuelves consciente de mí, por mi gracia superarás todos los obstáculos de la existencia condicionada. Sin embargo, si actúas no desde esa consciencia, sino desde el ego falso, cerrándote a mí, estarás perdido.
Si no actúas según mis instrucciones, si te niegas a participar en la batalla, te extraviarás. Y, por tu naturaleza, aún tendrás que luchar.
Bajo la influencia de la ilusión, ahora te niegas a actuar según mis instrucciones. Pero, obligado por tu propia naturaleza, debes hacer lo mismo.
El Señor Supremo reside en los corazones de todos los seres y dirige sus deambulaciones, cada uno de los cuales es como una máquina, compuesta de energía material. Entrégate por completo a Mí. Por mi gracia, conocerás la paz absoluta y alcanzarás la morada eterna y suprema.