Ríndanse a Mí, y Yo los protegeré de todos los peligros. Yo prometo y siempre debo proteger a cualquiera que se entregue completamente a Mí. Quien se entrega a Mí nunca más experimentará los problemas del nacimiento y la muerte. Doy fe y refugio a cualquiera que se entregue a Mí y prometa servirme para siempre, porque tal es Mi naturaleza.
Cuando un mortal se entrega a Mí y Me ofrece todo su trabajo fecundo en su deseo de servirme con amor y devoción, entonces alcanza la libertad de nacer y morir, y califica para alcanzar la inmortalidad, la participación de mi naturaleza y la opulencia. que me acompaña.
Si alguien se convierte en mi devoto y se entrega completamente a Mí, le presto una atención especial.
Puedes proclamarlo con fuerza, Mi devoto nunca perecerá.
Solo a través del servicio devocional, y solo así, se puede conocerme tal como soy. Y el ser que, por tal devoción llega a ser plenamente consciente de Mi Persona, puede entonces entrar en Mi reino absoluto.
Solo al servirme con amor y devoción sin reservas se puede conocerme tal como Yo soy, estando delante de ti y viéndome de la misma manera. Así, y solo así, se podrá desentrañar el misterio de Mi Persona.
Por quien me adora, me abandona todos sus actos y se entrega a Mí sin compartir, absorto en el servicio de devoción y meditando constantemente sobre Mí, por aquel Yo soy el liberador, que pronto lo arrancará del océano de los muertos y de los renacimientos. Si me ofrecen con amor y devoción una hoja, una flor, un fruto o agua, aceptaré esta ofrenda.
Llena siempre de Mí tu mente y conviértete en mi devoto completo, vuélveme constantemente tu adoración, y entrégame simplemente a Mí. Esta es la única manera de acceder a mi reino. Te revelo aquí el más secreto de los saberes.
Los hombres liberados de estas dualidades (bueno-malo, caliente-frío, victoria-derrota, justo-injusto, verdadero-falso, etc.), frutos de la ilusión, los hombres que, en sus vidas pasadas como en esta, fueron virtuosos, hombres en quienes el pecado ha llegado a su fin, éstos me sirven con determinación.
Siempre cantando Mis glorias, postrándose ante Mí, muy decididas en sus esfuerzos espirituales, las almas magnánimas Me adoran con amor y devoción.
Entre miles de hombres, tal vez sólo uno busque la perfección, y entre los que la alcanzan, raro es el que verdaderamente me conoce.
Quien conoce el Absoluto de mi advenimiento y de mis Actos, ya no tendrá que renacer en el universo material. Después de dejar su cuerpo, entrará en mi reino eterno.