El Libro de la Ley para la Humanidad afirma: «No se puede conseguir carne sin herir a un ser vivo (un animal terrestre o acuático), lo que nos impedirá alcanzar la dicha celestial. Por lo tanto, evitemos comer carne.»
Otro pasaje del mismo libro nos advierte: «Habiendo considerado cuidadosamente el repugnante origen de la carne y la crueldad del cautiverio y la matanza de seres vivos, abstengámonos por completo de comer carne.»
Dios nos pide que protejamos a los animales y las plantas, incluidos los árboles.
Así como Dios nos pide que no hagamos daño a los seres humanos de cualquier tipo, también nos pide que no hagamos daño a los animales terrestres y acuáticos, a las plantas y, por supuesto, a los árboles y a las flores. Todas las zonas donde se cultivan árboles por sus frutos y flores son útiles para los seres humanos, pero también para los animales de todas las especies.
Las frutas y las flores son muy apreciadas por Dios, la Persona Suprema. Si uno desea complacer al Señor, puede simplemente ofrecerle algunas flores, frutas, hojas de tulasi, agua con amor, y Él estará feliz de aceptar estas nobles y hermosas ofrendas. Nuestro único deber es satisfacer a Dios, la Persona Suprema. Hagamos lo que hagamos y sea cual sea nuestra actividad y ocupación, nuestro primer objetivo debe ser satisfacer a Krishna, el Señor Supremo.
Desgraciadamente, hoy en día, los malhechores demoníacos, los incrédulos ateos malvados, masacran en todo el mundo a los animales terrestres y acuáticos por el único placer de sus papilas gustativas, y destruyen los parterres de flores así como los árboles con hachas, sierras mecánicas o por medio del fuego, pereciendo así al mismo tiempo un número considerable de seres vivos voladores, rastreros, mamíferos, invertebrados, etc., que los rodean, por el único placer de aumentar su superficie de cultivo o de cría. Otras personas, igualmente malvadas, talan árboles importantes que producen flores, frutos, bayas, por el único placer de aumentar sus tierras.
La persona que destruye los árboles mediante el fuego en el bosque o en cualquier otra zona boscosa olvida que al hacerlo está matando a un número considerable de seres vivos que viven entre los árboles, que viven en sus ramas o descansan en ellos, a nivel del suelo o bajo tierra. Olvida que al destruir los árboles también está destruyendo muchas otras plantas, que también tienen derecho a vivir y, por tanto, a existir. Tendrá que responder por todos estos crímenes ante la justicia divina.
En general, está prohibido cortar los árboles, ya que dan cobijo a muchos seres vivos, pájaros, insectos, hormigas, mariposas, orugas, abejas, mamíferos, etc., pero está especialmente prohibido cortar y, por tanto, destruir los árboles que dan frutos suculentos y flores, ya que sirven de alimento a los seres humanos, pero también a muchos animales de diversas especies.
Enviar animales de diversas especies a los mataderos para que los maten y descuarticen, sacar los peces del agua y dejarlos morir de asfixia para comercializar sus cadáveres, comer su respectiva carne, son los pecados más abominables de los que tendremos que responder. Podemos escapar de la justicia humana, pero de la justicia de Dios, sabed que es imposible.