La Ciencia Espiritual Pura
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El Señor envía a este mundo a uno de sus servidores para instruir a las almas encarnadas.

Krishna da muestras de tal benevolencia que concede a las almas cautivadas por el placer de los sentidos un mundo separado creado por Él para permitirles disfrutar de la existencia como ellas quieran; pero también aparece en Su forma personal. El Señor creó el universo material a su pesar, pero desciende en Su Forma personal o envía a uno de Sus hijos o de Sus servidores dignos de confianza, o incluso a un autor digno de confianza como Vyasadeva para instruir a las almas condicionadas. Y Él también les envía Sus consignas a través de la Bhagavad-gita ocanto del Señor. Toda esta obra de predicación tiene lugar al mismo tiempo que la creación y lo hace para convencer a las almas extraviadas que se quedan estancadas en el universo material de que vuelvan y se abandonen a Él. De ahí la enseñanza última de la Bhagavad-gita: «Deja ahí todas tus ocupaciones ilusorias en ese mundo y abandónate simplemente a Mí. Yo te liberaré de las consecuencias de tus faltas».

Aquel que se queda apegado a la suciedad material no puede ser servidor de Dios.

El nivel del descubrimiento espiritual corresponde al del estado liberado. El ser entiende su propia naturaleza a través del saber y la renuncia. Sin conocimiento no puede ser una cuestión de descubrimiento. El que se da cuenta de que es una parcela infinitesimal del Ser espiritual supremo, enseguida se libera de la existencia material, condicionada. Y es a partir de entonces cuando el servicio de devoción comienza. En efecto, si no se libera de la suciedad material no se puede volver al servicio de amor ofrecido al Señor. Por esa razón, nuestro versículo afirma: Cuando se posee el pleno conocimiento de su naturaleza original y eterna y se establece en el orden de la renuncia, ya despegado de cualquier atracción material, se puede ofrecer su amor al Señor a través del servicio de devoción puro convirtiéndose en Su servidor.

La Bhagavad-gita enseña que se puede acceder a los sistemas planetarios superiores e incluso en Brahmaloka, gracias a actos de virtud; pero cuando se agotan los frutos de esa piedad, hay que volver a esta Tierra y renovar esas actividades. De este modo, aunque se logre obtener un nivel de goce más elevado y una mayor longevidad en los sistemas planetarios superiores, solo será durante un tiempo limitado. Pero en lo que concierne al bhakta, el hombre santo, las ventajas que adquiere, es decir, los frutos de su servicio devocional y la opulencia de Vaikuntha, el mundo espiritual que resulta de ahí incluso en este planeta, nunca se destruyen. En este versículo, Kapiladeva Se dirige a Su madre con las palabras santa-rupa, que indican, por lo tanto, que se queda con las perfecciones obtenidas a través del bhakta. En efecto, los devotos del Señor se establecen para siempre en el entorno de Vaikuntha que, por eso, se designa con el nombre de santa-rupa debido a su situación en la pura virtud, sin la menor traza de pasión o de ignorancia. Cuando se establece firmemente en el servicio de devoción ofrecido al Señor, nada puede hacer que se tambalee esa posición espiritual y, como

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