La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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¿Por qué permite Dios que algunos cometan el mal?

En realidad, el Señor Krishna no quiere que nadie actúe pecaminosamente. Incluso implora a todo ser vivo, a través de su buena conciencia, que se abstenga de pecar, de hacer el mal, de hacer sufrir a los demás.

Sin embargo, cuando alguien insiste en hacer el mal, el Señor Supremo le da permiso para cumplir sus deseos, pero bajo su propio riesgo. Nadie puede hacer nada sin el consentimiento del Señor, pero Krishna muestra tal benevolencia, que cuando el alma encarnada y condicionada por la materia y la energía ilusoria persiste en su pernicioso deseo, Él le permite actuar como quiere, pero bajo su propio riesgo. . Entienda, él tendrá que sufrir las consecuencias de sus propios actos pecaminosos, y tarde o temprano soportará el sufrimiento resultante.

Debemos saber que nuestros pensamientos, palabras y acciones, producen efectos buenos o malos, que provocan consecuencias que sufriremos al final de nuestra existencia presente ya, y ciertamente en nuestra próxima vida, en forma de alegrías o desgracias. dificultades, enfermedades crónicas, conflictos con la ley o múltiples sufrimientos. Nadie puede ir en contra de las leyes divinas. Lo que hemos hecho, se nos hará. Estos son los riesgos y peligros a los que Dios ha hecho hincapié, en forma de advertencia.

¿Cuál es el origen de la maldad de ciertos seres demoníacos?

El punto de partida de la maldad o crueldad del hombre, y de la violencia que la anima, es la pasividad de la sociedad humana ante la no reacción de los líderes para esclarecer los crímenes cometidos, incluso quien los aprueba.

La progresión natural de la violencia conduce inevitablemente a la guerra dentro de la sociedad humana, y la cría de varios animales, luego la matanza de estos últimos en mataderos o en mar abierto por arrastreros que matan a miles de seres acuáticos, son la forma más terrible de violencia. .

El consumo de carne animal es absolutamente inmoral, ya que implica un acto contrario a la moral ya las directivas divinas, a saber, la matanza de miles de seres vivos. Al matar a estos inocentes seres vivos, el hombre suprime innecesariamente en sí mismo la más alta capacidad espiritual, que es la de tener simpatía y piedad hacia los seres vivos como él, y al violar así sus propios sentimientos, se vuelve cruel.

Esta frialdad de corazón y la inacción de la gran mayoría de los hombres ante esta matanza masiva, lleva a los seres malignos a cultivar una forma de impunidad, y por ende a manifestar sus malvados ideales a través de la violencia, de ahí las guerras, el terrorismo, los asesinatos, vandalismo y enfrentamientos en las ciudades, y abortos.

De hecho, la cruel matanza de innumerables animales inocentes e indefensos debe verse como un poderoso factor causal en esta ola de violencia.

Si la violencia está tan extendida en la sociedad humana es por la consecuencia kármica, las consecuencias de la ley divina de acción-reacción, o ley de causa y efecto, por la matanza de los millones de animales en el mundo. En la era actual, encontramos que la compasión casi ha desaparecido.

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