La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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¿Cómo podemos liberarnos de todo el sufrimiento que nace del contacto con la materia?

La purificación es en sí misma la liberación, y la dicha espiritual absoluta marca la verdadera vida.

El Señor responde: El ser conoce la perfección del yoga (de la práctica de la unión y comunión con Dios), el samadhi(meditación en Dios), cuando, mediante la práctica, logra apartar su mente de todas las actividades materiales. Entonces, una vez purificada la mente, se da cuenta de su verdadera identidad y experimenta la alegría interior. En este estado feliz, disfruta, a través de sus sentidos purificados, de una felicidad espiritual infinita. Habiendo alcanzado esta perfección, el alma sabe que no hay nada más precioso, y no se desviará de la verdad, sino que permanecerá imperturbable ante ella, incluso en medio de las peores dificultades. Tal es la verdadera liberación de todos los sufrimientos nacidos del contacto con la materia.

La purificación es en sí misma liberación, principio al que corresponde la teoría del nirvana, que, al igual que la liberación, es sólo un paso previo hacia la perfección espiritual. Una vez que ha alcanzado el nirvana, cuando cesa toda actividad material, el ser encarnado comienza a actuar en el plano espiritual, en el servicio de amor y devoción que ofrece al Señor, en conciencia de Krishna. Entonces experimenta la verdadera vida, libre de todas las contaminaciones materiales, libre de maya (la energía de la ilusión). La dicha espiritual absoluta marca la verdadera vida.

El Absoluto, que no es otro que Krishna, Dios, la Persona Suprema misma, es por naturaleza, dicha total. Esta bienaventuranza total, natural, inherente al ser espiritual, es la meta última del yoga, y puede alcanzarse fácilmente mediante el servicio devocional. Cuando logra vencer a la materia de esta manera, el espiritualista nunca más cae bajo su yugo.

Mientras tengamos un cuerpo material, tendremos que cumplir sus requisitos: comer, dormir, aparearnos y defendernos. El devoto puro de Dios no rompe esta regla, sino que lo hace en la medida necesaria, sin buscar la excitación de los sentidos. Decidido a aprovechar al máximo la carga del cuerpo material, y consciente de Krishna, Dios, la Persona Suprema, disfruta en este mundo de una felicidad enteramente espiritual.

Imperturbable por las muchas vicisitudes de la vida: accidentes, enfermedad, pobreza, muerte de un ser querido, etc., realiza su deber en el servicio devocional al

Señor y la conciencia de Dios con constancia y entusiasmo. Nada le distrae de ello. Es tolerante, pues sabe que estas penas, que van y vienen sin cesar, no pueden afectar en modo alguno a su servicio. Viendo esto, alcanza la perfección del yoga.

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