Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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El verdadero principio de la fe religiosa reside en la virtud pura.

El Señor dice: «Según qué atributo de la naturaleza material, la virtud, la pasión y la ignorancia, marca su existencia, el ser desarrolla una fe particular. Se dice que es de tal o cual fe, según se bañe en una u otra.»

No hay nadie, sea cual sea su condición, que no posea alguna forma de fe. Pero esta fe se vuelve virtuosa, apasionada o ignorante según la naturaleza adquirida, en contacto con los atributos de la naturaleza material, por el ser humano al que anima. La fe surge siempre de los actos realizados bajo el signo de la virtud. Ya sea que la fe se deposite en un ser celestial, en un dios ficticio o en alguna creación mental, es esta fe la que, generalmente, cuando se ha fortalecido, da lugar a actos de virtud. Sepamos, sin embargo, que ningún trabajo realizado en la existencia condicionada, dentro de la naturaleza material, es totalmente puro. Ninguna obra puede pertenecer sólo a la virtud; debe estar teñida de otros atributos de la naturaleza material.

La virtud pura, de hecho, trasciende la naturaleza material, y quien se establece en ella puede comprender la verdadera naturaleza de Dios, la Persona Suprema. Mientras la fe no pertenezca a esta virtud enteramente pura, se promete que será contaminada por los atributos de la naturaleza material, que extienden su impureza al corazón.

Por lo tanto, es la forma en que el corazón entra en contacto con un atributo particular lo que determina el aspecto de la fe. En efecto, comprendamos que la fe de un ser humano cuyo corazón está en la virtud se bañará ella misma en la virtud. Del mismo modo, aquel cuyo corazón está en la pasión, su fe se bañará en la pasión, y aquel cuyo corazón está en la oscuridad de la ignorancia, en la ilusión, su fe tendrá que sufrir la contaminación de la misma.

Así que hay diferentes tipos de fe en este mundo, y diferentes tipos de religiones correspondientes. El verdadero principio de la fe religiosa reside en la virtud pura, y sólo porque los corazones de los seres están teñidos de los otros atributos de la naturaleza material, existe una multiplicidad de credos, religiones y, en relación con ello, diferentes formas de culto.

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