Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 121

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La ciencia de Dios enseña que todos los planetas del universo, desde el más alto (el celestial) hasta el más bajo (el infierno), están sujetos a la destrucción, y aunque las almas encarnadas y condicionadas viajen por el espacio en muchas reencarnaciones a causa de sus actos culpables o virtuosos, o con la ayuda de los cohetes modernos, nunca podrán escapar de la muerte, aunque la duración de la vida cambie de un planeta a otro.

El único camino hacia la vida eterna es volver a Dios, a nuestra morada original, donde ya no transmigramos de cuerpo en cuerpo como en los planetas materiales. Habiendo olvidado su relación con el Señor del mundo espiritual, las almas condicionadas no son conscientes de esta verdad elemental y por ello planean vivir permanentemente en el mundo material. Ilusionados por la energía externa, se dedican a diversas prácticas religiosas y formas de desarrollo económico, olvidando que no tienen otro deber que volver a su morada original, a Dios. Este olvido, debido a la influencia de la energía externa del Señor, es tan profundo que las almas condicionadas ya no tienen ningún deseo de volver a Dios.

No hay nada irreal o falso en la creación material, pero esta manifestación temporal existe con el único propósito de permitir a las almas condicionadas volver a Dios.

Por lo tanto, el deseo de volver a Dios, de servirle con amor y devoción y los esfuerzos realizados en esta dirección corresponden al camino correcto. Por lo tanto, el hombre debe vivir con el único objetivo de volver a Dios, a su morada original, para no revestirse de ningún cuerpo efímero, agradable o no, poniendo así fin al ciclo de muertes y renacimientos en este mundo. Esta es la inteligencia del hombre, y es en esta perspectiva que uno debe desear conducir su existencia.

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