La Ciencia Espiritual Pura
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El alma es el principio vital del cuerpo.

El Señor Dios dice: «Sabed que lo que penetra en todo el cuerpo no puede ser destruido. Nadie puede destruir el alma imperecedera».

En efecto, el alma es por naturaleza el principio vital del cuerpo que habita. Todo el mundo sabe que lo que despierta el cuerpo por todos lados es la conciencia. Todos somos conscientes de las alegrías y las penas de nuestro cuerpo, pero nuestra conciencia no se extiende a los demás, cuyos placeres y sufrimientos nos son desconocidos. Cada cuerpo es, pues, la envoltura carnal de un alma distinta, perceptible a través de la conciencia individual, su manifestación externa.

El alma distinta de Dios es, pues, un átomo espiritual, más fino que los átomos materiales. Y hay un número infinito de tales átomos espirituales. Esta pequeña chispa es el principio vital del cuerpo material, donde su influencia se extiende por todas partes. La conciencia se manifiesta ejerciendo su influencia en todo el cuerpo; es la prueba de la presencia del alma, que es su fuente. Es bien sabido que sin conciencia el cuerpo material es un objeto sin vida, que nada puede revivir. Por lo tanto, está claro que la conciencia proviene del alma, y no de ninguna combinación de elementos materiales.

El hombre de inteligencia perfecta puede percibir el alma, cuya medida está en lo infinitamente pequeño. Flota, llevado por los cinco tipos de aire. Se encuentra en el corazón y distribuye su energía a todo el cuerpo. Una vez purificado de la contaminación de estos cinco tipos de aire material, revela su poder espiritual. El Hatha Yoga sirve para controlar las cinco respiraciones que envuelven el alma pura mediante diversas posturas. Su práctica no es para obtener ganancias materiales, sino para liberar la pequeña alma de la materia que la aprisiona.

El alma infinitesimal reside en el corazón de cada ser, desde donde su influencia se extiende a todo el cuerpo. No hay duda de que si la energía para el funcionamiento del cuerpo proviene del corazón, es porque tanto el alma separada como el Alma Suprema están presentes allí. Las células sanguíneas, que transportan el oxígeno almacenado en los pulmones, obtienen su energía del alma. Por eso la sangre deja de circular y de realizar sus funciones en cuanto el alma abandona el cuerpo. El alma suministra al cuerpo su energía vital, y el corazón es la sede de todas las energías corporales.

Las almas individuales y distintas de Dios, partes del todo espiritual, de Krishna, pueden compararse a las innumerables moléculas luminosas que componen los rayos del sol: chispas espirituales, componen el resplandor del Señor Supremo y constituyen Su energía superior.

El alma es indestructible, eterna y sin medida, sólo los cuerpos materiales que toma prestados están sujetos a la destrucción. El cuerpo material es, por naturaleza, perecedero. Ya sea en un momento o en cien años, morirá; es sólo cuestión de

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