La Ciencia Espiritual Pura
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permanezcan absortos en una concepción corpórea de la existencia, serán incapaces de elevarse al nivel más elevado de la existencia.

Los materialistas que permanecen apegados a los placeres de los sentidos, a las posesiones materiales, a las comodidades materiales y a sus posiciones privilegiadas hasta la muerte, por lo general nunca desean dejar los honores y los encantos del hogar. Aquellos que están apegados a los honores y las comodidades del hogar se ven obligados a renacer en la especie más baja debido a sus actos pecaminosos en su última existencia y durante una vida de pecados. El ser santo goza de una posición tan elevada que no tiene en cuenta ningún beneficio material. Hay diferentes formas de riqueza en la tierra, en los planetas edénicos e incluso en los sistemas planetarios inferiores, el infierno, conocido como Patala. Sin embargo, el ser puro sabe que todos son materiales, por lo que no tiene ningún interés en ellos. Hay que desarrollar el gusto por la vida espiritual, que es superior al modelo material, sólo entonces se puede renunciar a todos los bienes materiales. Si los pensamientos de una persona se centran constantemente en un solo objeto, el cuerpo que obtenga después de su muerte será sin duda una función de estos pensamientos.

El Señor dice: «Son los pensamientos, los recuerdos del ser en el momento de dejar el cuerpo los que determinan definitivamente su condición futura.»

Podemos concluir naturalmente que si siempre pensamos en Krishna, Dios, o nos hacemos plenamente conscientes de Él, llegaremos al planeta de Goloka Vrindavana, donde Krishna vive eternamente.

Al final de la vida, los componentes del cuerpo se conservan en varios sectores de energía material.

El Señor dice: «Mis queridas amigas gopi (jóvenes aldeanas, compañeras de Krishna en Vrindavana. Ellos encarnan, por su puro amor a Él, la más alta devoción al Señor), aprenden de Mis labios que son Mis energías las únicas que actúan en todas partes. Toma una vasija de barro: no tienes más que un conjunto de tierra, agua, fuego, aire y éter. Y tanto si la olla es nueva, como si es vieja o está rota, los mismos elementos la componen siempre. Cuando se crea, la vasija es sólo una combinación de tierra, agua, fuego, aire y éter; a lo largo de su existencia, sus componentes siguen siendo los mismos, y cuando finalmente se destruye, se aniquila, sus ingredientes se conservan en diversos sectores de la energía material. Del mismo modo, en el momento de la creación de este cosmos, a lo largo de su manifestación, así como después de su destrucción, es Mi energía, siempre la misma, la que asume diferentes aspectos. Y como Mi energía no está separada de Mi Persona, hay que concluir que Yo existo en todas las cosas».

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