La Ciencia Espiritual Pura
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En verdad, somos almas espirituales distintas de Dios, distintas entre sí y distintas de nuestro cuerpo material.

El alma espiritual es inagotable, trascendental, pura, luminosa, no cubierta por ninguna materia. El alma espiritual es un minúsculo fragmento de Dios, una chispa de su resplandor divino, una partícula de antimateria tan sutil como un solo átomo espiritual, lo que la hace invisible al ojo humano, pues tiene el tamaño de una diezmilésima parte de la punta de un cabello.

El Señor dice: «El alma en el cuerpo es autoluminosa y está separada del cuerpo grueso de materia gruesa visible y del cuerpo sutil, etéreo e invisible. Esta sigue siendo la base fija de la modificación de la existencia corporal, al igual que el cielo etéreo es el fondo inmutable de la transformación material. Por eso el alma es infinita y sin comparación material».

Como chispas espirituales de los rayos que emanan del cuerpo trascendental del Señor Krishna, estamos eternamente conectados a Él y participamos de su naturaleza. En verdad, el alma es una chispa espiritual mucho más brillante, radiante y poderosa que el sol, la luna o la electricidad. El hombre desperdicia su vida si no se da cuenta de que su verdadera identidad es espiritual. Fue para salvarlo de esa «civilización» que apareció el Señor Krishna, Dios, la Persona Suprema.

En realidad, la materia misma no tiene forma, pero no el alma. La materia corporal cubre la forma real del alma espiritual. Dado que ésta tiene una forma, la materia también parece tenerla. La materia es como una tela que se corta para adaptarse a la forma del cuerpo. En el mundo espiritual, sin embargo, todo tiene una forma: Dios y las almas. Dios y el alma espiritual tienen una forma real. La forma material es sólo una cubierta para el cuerpo espiritual del alma. Del cuerpo espiritual del alma surge, como Dios, un resplandor que la envuelve, y los que tienen visión espiritual lo ven como una hermosa bola luminosa de un centímetro de diámetro. El mundo espiritual encarna la perfección absoluta, y el universo material, que tiene una duración limitada porque es temporal, es sólo un reflejo de ella. Cualquier perfección que pueda existir en este mundo material tiene su origen en el mundo espiritual.

El Señor dice: «Todos los seres vivos, ya sean móviles o inmóviles, son emanaciones de Mi Persona, distintas de Mí. Yo soy el Alma Suprema de todos los seres vivos, que existen porque yo los manifiesto. Yo soy la forma de las vibraciones trascendentales como omkara y Haré Krishna, Haré Rama, y soy el Absoluto, la Verdad Suprema. Estas dos manifestaciones de Mi Persona, a saber, el sonido trascendental y la forma eterna del murti, (la representación de Krishna, Dios, en el templo) todas de dicha espiritual, son Mis formas eternas; no son materiales».

Somos almas espirituales, chispas que emanan del resplandor del cuerpo espiritual de Krishna, Dios, la Persona Suprema, fragmentos infinitesimales de Sus Personas Divinas. Como chispas espirituales que emanan de los rayos del cuerpo trascendental

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