La Ciencia Espiritual Pura
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El Señor Krishna es la Verdad Absoluta, y la devoción a Su Persona, manifestada en el amor puro, tiene su fuente en el canto de Su Santo Nombre, la esencia misma de la dicha.

El verdadero devoto de Dios, que le ama y es fiel a Él, no tiene deseos personales. Sólo él conoce la verdadera paz, que nunca alcanza quien se esfuerza por obtener beneficios personales. El ser santo, enteramente devoto del Señor Supremo, sólo tiene un deseo: satisfacerlo; por eso puede alcanzarlo fácilmente, como lo prometió el Señor mismo. El santo virtuoso, que puede ofrecer su servicio al Señor en cualquiera de Sus formas absolutas, no encuentra ninguna de las dificultades que acosan a los hombres. El servicio devocional a Dios es un acto puro y sencillo de aplicación alegre. Uno puede comenzar su servicio al Señor simplemente cantando los Santos Nombres de Dios.

Haré Krishna, haré Krishna, Krishna Krishna, haré haré / Haré Rama, haré Rama, Rama Rama, haré haré.

Significado del canto en sánscrito de los Santos Nombres de Krishna, Dios:

Oh Señor, oh energía del Señor, déjame servirte.

Y Dios, que siempre muestra una inmensa misericordia con su siervo, ayuda a conocerle tal y como es, por diversos medios, a quien se entrega enteramente a Él. El Señor da a su devoto la inteligencia que eventualmente lo llevará a Él en su reino espiritual.

La cualidad esencial del ser puro es que siempre puede fijar sus pensamientos en Dios, sea cual sea el lugar y las circunstancias. Nada debe alejarle de Dios. Debe ser capaz de ofrecer su servicio al Señor en todo momento y en todo lugar. Este recuerdo constante de Dios, esta meditación ininterrumpida, es la marca del ser puro, para quien el Señor se vuelve fácilmente accesible. Cualquiera que sea la naturaleza de esta relación, el santo siervo de Dios está constante y amorosamente ocupado en el servicio absoluto del Señor Supremo y no puede olvidarlo ni por un segundo, así como nunca es olvidado por el Señor ni por un segundo. Y llega al Señor sin esfuerzo.

Esta es la sublime bendición que confiere el canto de los santos nombres del Señor en conciencia de Dios. El universo material es un lugar de sufrimiento, donde hay que nacer, sufrir enfermedades, la vejez y la muerte; por eso las almas que alcanzan la perfección última, que llegan al planeta espiritual supremo, Krishnaloka, o Goloka Vrindavana, no tienen ningún deseo de volver allí. Krishnaloka, dicen las sagradas escrituras originales, existe más allá de nuestra visión material, y alcanzarlo constituye para el ser distinto la más alta perfección. Las «grandes almas» que reciben las enseñanzas absolutas de los santos realizados y así desarrollan gradualmente su actitud devocional en el servicio del Señor, en la conciencia de Dios, quedan tan cautivadas por su servicio amoroso que ya no tienen el menor interés por los planetas edénicos, e incluso abandonan el deseo de ser promovidos a los planetas

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