La Ciencia Espiritual Pura
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Sólo el cuerpo espiritual permite al alma entrar en el reino de Dios.

Tras liberarse de los dos tipos de cuerpos materiales, el grueso (carnal) y el sutil (etéreo), el alma puede entrar en el mundo espiritual.

Un alma pura ve, en el momento de la muerte, la aniquilación de sus cuerpos material y etéreo. En el momento de la muerte, el fuego espiritual quema el cuerpo grueso y material, y si ya no se desea el disfrute material, el cuerpo sutil y etéreo también se aniquila; sólo queda el alma pura. Entonces obtiene un cuerpo espiritual a través del cual entrará en el reino de Dios.

El que se libera de las cadenas que lo retienen en estos dos cuerpos materiales, el burdo y el sutil, y permanece en el estado de alma pura, vuelve a Dios, a su morada original en el reino eterno, para entrar al servicio del Señor.

El cuerpo sutil está formado por la mente, el intelecto, el falso ego y la conciencia viciada, mientras que el cuerpo grueso tiene cinco elementos (tierra, agua, fuego, aire y éter). Sin embargo, el que consigue volver al mundo espiritual abandona estas dos formas de cuerpos en el universo material. Vuelve a su cuerpo espiritual puro y se le da una morada fija en uno de los planetas espirituales. El impersonalista (aquel que sólo cree en el aspecto espiritual impersonal y sin forma de Dios), aunque también va al mundo espiritual después de abandonar sus envolturas materiales burdas y sutiles, no puede morar en un planeta espiritual; como ha deseado, se le da la oportunidad de fundirse en el resplandor espiritual que emana del Cuerpo absoluto del Señor. El ser vivo llega efectivamente al destino que se ha preparado para alcanzar. Así, la luz del Ser Supremo Impersonal formada por el resplandor absoluto que emana del cuerpo de Krishna en su forma primaria, personal y original, se ofrece a los impersonalistas, a los que sólo creen en el aspecto informe de Dios. Aquellos que desean vivir en la compañía de Dios, la Persona Suprema, en su forma trascendental de Narayana en los planetas Vaikunthas (espirituales), o en su forma de Krishna en Krishnaloka, se unen a estas moradas, de donde nunca regresan al universo material.

Es en el reino de Dios donde el alma pura recibe su cuerpo espiritual. Los seres santos, los sabios admitidos en el reino de Dios, obtienen cada uno un cuerpo de eternidad, de conocimiento y de dicha.

El Señor enseña: «Después de dejar su cuerpo, el santo siervo (o la santa sierva) ya no recibe un cuerpo material, sino que vuelve al reino de Dios, donde recibe un cuerpo espiritual similar al de los compañeros eternos del Señor, cuyo ejemplo siguió».

Cuando el santo purificado está listo, llega lo que comúnmente se llama muerte, pero que en realidad es sólo un cambio repentino de cuerpo. Para el sabio puro, este cambio puede compararse con un relámpago, que va acompañado simultáneamente de una luz brillante. Por la voluntad suprema, desarrolla un cuerpo espiritual en el

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