Arjuna pregunta al Señor.

Oh Señor Krishna, ¿qué es lo que incluso en contra de su voluntad lleva al hombre a pecar, como si estuviera obligado a hacerlo?

El bendito Señor dice:

Es sólo la concupiscencia. Nacida en contacto con la Pasión, luego transformada en ira, es el enemigo devastador del mundo y la fuente del pecado.

Así como el humo oculta el fuego, así como el polvo cubre el espejo y el vientre envuelve al embrión, así los diversos grados de concupiscencia cubren al ser.

Así, la conciencia pura del ser está velada por su eterna enemiga, la concupiscencia, insaciable y ardiente como el fuego.

Es en los sentidos, la mente y la inteligencia donde se aloja esta concupiscencia que extravía al ser sofocando su verdadero conocimiento.

Por lo tanto, comienza por frenar el azote de la concupiscencia, fuente misma del pecado, regulando tus sentidos. Aplasta este devastador del conocimiento y de la realización espiritual.

Los sentidos prevalecen sobre la materia inerte, pero superior a los sentidos es la mente, y la inteligencia supera a la mente. Pero incluso superior a la inteligencia es el alma (que cada uno de nosotros es en realidad).

Sabiendo que, por tanto, estás más allá de los sentidos, la mente y la inteligencia materiales, domina tu naturaleza inferior mediante el conocimiento espiritual y vence a ese enemigo insaciable que es la concupiscencia.

El Conocimiento Espiritual Absoluto

El bendito Señor dice:

Di esta ciencia imperecedera, la ciencia del yoga (yoga: práctica de unión y comunión con Dios), a Vivasvan, el ser celestial del sol, y Vivasvan se la enseñó a Manu, el padre de la humanidad. Y Manu se lo enseñó a Iksvaku.

El Conocimiento Supremo, transmitido de maestro a discípulo, es como lo recibieron y realizaron los reyes santos. Pero en el transcurso del tiempo la sucesión discipular se ha roto, y esta ciencia, en su estado puro, ahora parece haberse perdido.

Si hoy te enseño esta antiquísima ciencia, el arte de la comunión con el Absoluto, es porque eres Mi amigo y Mi devoto, y así puedes penetrar en su sublime misterio.

Arjuna dice: Vivasvan, el deva del sol, apareció mucho antes que Tú, ¿cómo puedes comprender que originalmente Tú pudieras haberle dado esta ciencia?