La ciencia de Dios, o ciencia de la salvación
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Por último, la compasión significa pedir a todos los súbditos del rey o a todos los ciudadanos del jefe del Estado que difundan una atmósfera espiritual en la sociedad, tanto individual como colectivamente. También es vital fomentar la propagación de los principios de la conciencia de Dios y la sabiduría de Krishna, Dios, la Persona Suprema, que abogan por actuar sólo para la satisfacción del Señor Supremo, escuchar asiduamente el relato de los agasajos de la Persona Soberana por parte de sabios eruditos cualificados o almas realizadas, tararear la canción colectiva de las glorias de Dios en el hogar o en los lugares de culto, servir de diversas maneras a los devotos puros de Krishna, que se dedican a predicar los agasajos de Dios, la Persona Suprema, y fijar residencia en un lugar donde la atmósfera esté saturada de conciencia divina.

Cuando la nación se rige por los principios anteriores, entonces la conciencia de Dios se extiende naturalmente por todas partes, en beneficio de todos los seres vivos, humanos, animales y vegetales.

El Señor Supremo dice:

«Como la lluvia y la nieve descienden de los cielos y no regresan sin regar y fertilizar la tierra y hacer brotar las plantas, sin dar semilla al sembrador y pan al que come, así es Mi palabra, que procede de Mi boca. No vuelve a Mí vacía, si no cumple mi voluntad y realiza mis propósitos.» (Isaías 55:10-11)

«Castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por sus iniquidades. Acabaré con el orgullo de los soberbios, y abatiré la arrogancia de los tiranos.» (Isaías: 13:11)

«Hablo por mis siervos, y cumplo sus promesas y sus amenazas, porque el futuro está en mis manos.» (Isaías: 44:26)

«Que toda la tierra tema al Señor. Que tiemblen ante Él todos los habitantes del mundo, porque Él dice, y sucede; Él ordena, y se hace.» (Salmos 33:8-9)

El Señor Supremo dice: «Tal vez escuchen y vuelvan cada uno de su mal camino, entonces me arrepentiré del mal que había pensado hacerles a causa de la maldad de sus acciones».

El Señor Supremo añade: «Ríndete a Mí, y te tomaré bajo Mi protección, te protegeré de todos los peligros. Conocerás la paz absoluta, y alcanzarás Mi morada eterna y suprema».

El Supremo Eterno también dice: «Deseo ver felices a todos los seres de este mundo».

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