Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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El Bendito Señor enseña:

Renunciar a los frutos de cualquier acto es lo que los sabios quieren decir con esta palabra, «renuncia». Y lo que los grandes eruditos llaman «sannyasa» [renunciante] es el estado mismo del hombre que practica esta renuncia.

Algunos sabios dicen que se debe renunciar a todas las acciones interesadas, mientras que otros sostienen que nunca se deben abandonar los actos de sacrificio, austeridad y caridad.

De Mis labios escucha ahora la naturaleza de la renuncia. Las escrituras [los Vedas, las sagradas escrituras originales], distinguen en ella tres órdenes.

No hay que renunciar a los actos de sacrificio, austeridad y caridad en absoluto; hay que realizarlos. De hecho, estos sacrificios, austeridades y caridades santifican incluso a las grandes almas.

Pero todas estas prácticas deben realizarse sin esperar ningún fruto, sólo por sentido del deber. Este es Mi último pensamiento.

Nunca se debe abandonar el deber prescrito. Del hombre que, bajo la influencia de la ilusión, la abandona, se dice que su renuncia es la Ignorancia.

Y quien, por miedo, o por considerarlo doloroso, elude el deber prescrito, se dice que está dominado por la Pasión. Tal acto nunca puede conferir la elevación que resulta de la renuncia.

Pero quien cumple el deber prescrito por la única razón de que debe ser cumplido, sin ningún apego a los frutos de su acto, su renuncia procede de la Virtud.

El hombre inteligente, establecido en la Virtud, que no odia la acción desfavorable ni se apega a la acción favorable, no tiene dudas sobre lo que debe hacer.

Es imposible que el ser encarnado renuncie a toda acción. Por lo tanto, la verdadera renuncia es practicada por aquellos que renuncian a los frutos de la acción.

El triple fruto de los actos, deseables, indeseables y mixtos, espera, después de la muerte, al hombre que no ha practicado la renuncia. Pero el sannyasi [renunciante] no disfrutará ni sufrirá de tales frutos.

Los cinco factores del acto.

Permíteme instruirte en los cinco factores del acto, tal como se describen en la filosofía Sankhya [filosofía analítica de todo lo que existe. Descripción analítica de cuerpo y alma]: son el lugar, el autor, los sentidos, el esfuerzo y, sobre todo, el Alma Suprema.

Cualquier acto, bueno o malo, que el hombre realice mediante el cuerpo, la mente o la palabra, procede de estos cinco factores.

Por eso, quien cree que actúa solo, que no tiene en cuenta los cinco factores del acto, no muestra una gran inteligencia y, por tanto, es incapaz de ver las cosas en su justa perspectiva.

Aquel cuyas acciones no están motivadas por el falso ego [identificación con su cuerpo y dominio de la materia], cuya inteligencia no se empantana, nunca mata en este mundo. Tampoco sus acciones le obligan.

El conocimiento, el objeto de conocimiento y el conocedor son los tres factores que dan lugar al acto. Los sentidos, el acto mismo y su realizador forman la triple base de toda acción.

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