Palabras de sabiduria, la sabiduria de Dios
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Logos 353

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La verdadera inteligencia se encuentra en la conciencia del alma, y la conciencia no es más que la manifestación de la energía del alma.

En verdad, la verdadera memoria y la verdadera inteligencia son ambas energías del alma individual. Ambas son partes integrantes del alma, y ambas se encuentran en la conciencia del alma.

Es la conciencia particular de un alma espiritual individual, distinta de Dios, la que dirige sus acciones. El cerebro es sólo un instrumento que no tiene relación con la inteligencia real. La inteligencia, la mente y la conciencia en sus formas puras son inherentes al alma individual, pues las tres están en el alma. El cerebro del cuerpo humano no es el centro de la inteligencia, pues es la conciencia del alma la que determina la inteligencia de sus acciones. Por lo tanto, debemos purificar nuestra conciencia.

Sea cual sea el cerebro que tengamos, nuestra vida tendrá éxito si simplemente apartamos nuestra conciencia de la materia y la dirigimos hacia Krishna, Dios, la Persona Suprema. El Señor mismo lo confirma cuando dice que cualquiera que adopte el camino de la conciencia de Dios alcanza la más alta perfección de la existencia, sin importar lo bajo que haya caído. En otras palabras, cualquiera que esté en conciencia de Krishna, conciencia de Dios, volverá al Señor cuando deje su cuerpo material.

En realidad, la conciencia también es individual. Dado que la conciencia sigue siendo única para el individuo, para el alma espiritual individual, permanece inalterada a pesar de la transformación del cuerpo o del cambio de revestimiento material. Así, la constitución física no tiene relación con el desarrollo de la conciencia, que sigue los movimientos del alma a través de sus transmigraciones, sus reencarnaciones.

La materia visible que vemos a nuestro alrededor es una manifestación de la energía inferior del Señor Supremo, Krishna, pero el Señor también tiene una energía superior, la conciencia suprema.

Debemos entender qué es la conciencia y percibirla directamente. Por ejemplo, es fácil ver que la conciencia se extiende por todo el cuerpo. Si me pellizco alguna parte del cuerpo, sentiré dolor. Esto significa que la conciencia se extiende por todo mi cuerpo, debido a la omnipresencia del alma en el cuerpo.

Cada persona, cada ser vivo, conserva eternamente su individualidad, incluso después de unirse al Señor. Nuestra conciencia existe porque somos partes integrantes de la conciencia suprema, que no es otra que Dios mismo.

El Señor ha diseñado las cosas tan maravillosamente que si la conciencia de un ser se transforma en la conciencia de Dios, no hay duda de que será un gran ser santo en su próxima vida, aunque tenga que ponerse un cuerpo de otro tipo.

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